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30 de agosto de 2021

🎕 Santa Rosa de Lima 🎕



Hoy 30 de agosto se celebra la fiesta de Isabel Flores de Oliva, conocida como Santa Rosa De Lima, fue proclamada, de manera excepcional y convirtiéndose en la primera Santa de América, patrona del Perú, del Nuevo Mundo y de Filipinas, además de ser Patrona de la Policía Nacional y las enfermeras.

Isabel Flores de Oliva nació en la ciudad de Lima el 20 de abril de 1586, capital del virreinato del Perú, siendo la cuarta de 13 hijos.  En un siglo de grandes santos latinoamericanos y peruanos como santo Toribio de Mogrovejo, san Martín de Porres, san Juan Macías y san Francisco Solano.  Aunque fue bautizada como Isabel en honor de su abuela materna, desde muy pequeña fue llamada Rosa.  Según sus biógrafos, a los tres meses de nacida, la india Mariana acudió a velar el sueño de la niña, al verla pudo comprobar que su rostro se había convertido en una rosa, considerado el primer milagro de la santa limeña.  (Su nombre consta en la partida de bautizo que tuvo lugar en la Parroquia de San Sebastián de Lima, el 25 de mayo del año de su nacimiento).  De la vida de nuestra querida Rosa se ha querido inmortalizar, lamentablemente, los aspectos menos comprendidos e importantes.  Y por supuesto, ha habido no pocos intentos locales para desprestigiar no solo su virtud, sino también su voluntad de tener una existencia de servicio.  Lo cierto y comprobado es que nació en el seno de una numerosa familia de clase media limeña, en la que las penurias y dificultades no dejaron de estar presentes.

Su padre, Gaspar Flores, llegó al Perú junto con el pacificador La Gasca en 1547; aquí se casó con una mujer de origen indígena, María Oliva, cuyas raíces nos remontan a la hermosa ciudad de Huánuco.  De ella debió aprender santa Rosa las artes del bordado y los oficios tradicionales que se les permitía, por entonces, a las mujeres.  A los doce años se mudó con su familia al pueblo de Quives, a 60 kilómetros de Lima.  Cuenta la tradición que, desde temprana edad, realizaba en secreto ayunos constantes y durísimas penitencias, siguiendo el modelo de Santa Catalina de Siena.  Al parecer estas penitencias y mortificaciones le ocasionaron contraer un reuma muy fuerte que superó tras una dolorosa recuperación.

Recibió el sacramento de la confirmación de un sacerdote católico que posteriormente sería muy importante para el país: Toribio de Mogrovejo, (en Quives).  Al parecer, el día de su confirmación, habría sido este santo quien la llamara “Rosa”, (un nombre que no era del agrado de Isabel Flores de Oliva),  sin que alguien pudiese darle noticia al arzobispo de este nombre tan particular e íntimo.  Aunque le mortificaba que la llamasen así, a los 25 años aceptó y quiso que la llamaran Rosa de Santa María, a razón de que, según lo relató su madre, fue a conversar con un sacerdote a la iglesia de Santo Domingo manifestándole la molestia que le causaba que la llamen "Rosa", pero el sacerdote la tranquilizó diciéndole:

- "¿Pues hija, no es vuestra alma como una rosa en que se recrea Jesucristo?".


Con esto quedó tranquila y segura del nombre que le habían dado; siendo confirmado más adelante, según sus biógrafos, en episodios de tipo místico, por la Santísima Virgen del Rosario.

En Quives la familia se enfrentó a problemas económicos severos y a la pérdida de Bernardina, una de las hijas del matrimonio, a quien Isabel quería de manera especialísima. Desde entonces se perfeccionó en ella una profunda vida espiritual, emulando a santa Catalina de Siena, quien fue su modelo de recogimiento y entrega.

Rosa de Santa María regresó a Lima junto con su familia durante su juventud.  Allí trabajaba en el huerto y hacía bordados para contribuir a la economía familiar, pues atravesaban problemas económicos.  Nuestra santa destacó en esta época por un profundo compromiso con los más necesitados y por comprender que es en el servicio al prójimo, sin diferencia alguna, en que se cumple el auténtico mandamiento cristiano. Estas ideas le acarreó no pocos, más bien muchos, problemas familiares y hasta el rechazo de su propia madre, quien quería casarla para garantizar la supervivencia de la familia.

Isabel optó por el matrimonio místico con Cristo.  Es realmente emocionante su elevada capacidad mística, unida de manera perfecta al servicio a los pobres y desposeídos que, en sus tiempos, eran sin duda indígenas y negros esclavos; y a todos quienes pudieran requerir de su ayuda, seguramente pequeña en lo material, pero intensamente valiosa en lo espiritual y sin duda, a los ojos de Dios.

Por su belleza atrajo a varios pretendientes, a quienes rechazó una y otra vez, a pesar de las opiniones de su familia y amistades, llegando incluso a cortarse el cabello para no atraerlos.  Dedicaba buena parte de su tiempo a la contemplación de la Eucaristía, que recibía a diario.  Quiso convertirse en monja en la Orden Dominica,  pero, tras la prohibición de su padre,  si bien ingresó a la Orden Tercera de Santo Domingo, para la época no existía un monasterio femenino de dicha orden en la capital peruana, por lo que convirtió el huerto de su casa en un lugar de retiro y contemplación. Allí, la santa vivió poderosas experiencias místicas y largos periodos de desolación espiritual; además dedicó su tiempo a realizar ciertas labores manuales como la costura, el bordado o el cultivo de rosas.  Se hizo miembro terciaria, nuevamente a imitación de Santa Catalina de Siena.

Esa entrega permanente, que superaba lo económico, requería de ella una activa vida de contemplación y oración.  Y es por ello que le pidió a su hermano Hernando que le ayudara a construir una ermita, en un extremo de su casa, en donde ella pasaba horas en meditación y conversando, en íntima amistad con su “niño doctorcito”, que era Jesús mismo.  Salía para visitar el templo de Nuestra Señora del Rosario y para atender a los más necesitados.  Se cree que durante este tiempo habría conocido a otros dos santos que se encontraban en la ciudad de Lima: Juan Macías y Martín de Porres.  Durante este tiempo ocurriría su desposorio místico con Jesús, en la capilla del Rosario. También continuaba realizando sacrificios y penitencias, como por ejemplo, llevando puesta una pesada corona de plata con espinas en su interior.

Santa Rosa no fue una monja de convento ni claustro.  Ella quiso vivir como una dominica, pero nunca ingresó formalmente al convento; asumió la regla de los dominicos, vistió ese hábito y se esforzó por hacer de su vida una simple existencia de servicio.  ¡Y vaya que esa simpleza dio gigantes resultados! .

Cuenta la historia que Santa Rosa se colocó una apretadísima faja de hierro en la cintura a modo de penitencia. Para no tener la tentación de quitársela, la santa arrojó la llave al pozo de su casa. Su familia, al ver su sufrimiento, le pidió que se lo quitara, pero, ya que la llave se encontraba en el fondo del pozo, era imposible.  Entonces la santa fue a rezar al pozo y, milagrosamente, la faja se abrió. Hoy en día, cientos de fieles y devotos dejan cartas con pedidos a Santa Rosa en este mismo lugar, conocido comúnmente como el pozo de los deseos.

Tuvo una existencia bastante breve pues murió el 24 de agosto de 1617 a los 31 años, con una salud bastante frágil.  El conocimiento de su vida y la infinidad de testimonios de santidad y obras extraordinarias que ella hacía, solo como instrumento humilde de Dios, permitieron que su proceso de beatificación fuera bastante rápido.

Fue canonizada el 12 de abril de 1668 por el papa Clemente X, siendo la primera santa del continente americano, del cual es patrona, se le declaró patrona del Perú, de América y de las Filipinas. Es también, patrona de nuestras Fuerzas Armadas.. y luego se le declaró patrona de la policía nacional del Perú y la guardia civil: esto debido a que, según cuenta la historia, durante su vida hubo noticia de que corsarios provenientes de los Países Bajos se acercaban al puerto del Callao, sembrando el pánico en la ciudad. Rosa, junto con un grupo de mujeres, se reunieron enseguida en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, para rezar por la salvación de la ciudad. El capitán de la flota falleció al poco tiempo, obligando a las naves a retirarse, suceso que todos consideraron milagroso y que atribuyeron a la santa limeña.

Hoy en día los restos de esta santa reposan en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima, también conocida como Iglesia de Santo Domingo.  Su cráneo se encuentra expuesto en el lado derecho del altar, y puedes conocer su tumba ingresando al museo.




Fué una mujer ejemplar, atenta y comprometida con las necesidades de su entorno, preocupada por la situación de los más pobres de su tiempo.  Hoy en día las hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima también se encuentran en primera línea haciendo frente al COVID.

Su vida ha inspirado a muchas generaciones y, sin duda, ha sido objeto de las más hermosas expresiones de arte.  Quisiera destacar solo cinco de ellas, en el casi infinito universo de representaciones que su vida ha motivado...
- Una escultura en la parte alta de la columnata izquierda de la Plaza de San Pedro; la representación de su muerte por el artista italiano Melchiore Caffá, que se puede apreciar en el convento de Santo Domingo en Lima.  Respecto a obra pictórica, que es también innumerable, es imposible dejar de mencionar el retrato póstumo que le hizo Angelino Medoro, la imagen de la santa en un rapto místico (obra de Francisco Laso) y la representación de los funerales de santa Rosa (obra de Teófilo Castillo).








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