La vida de Santa Mónica es una de las más inspiradoras del "Libro de los Santos" de la Iglesia Universal.
Su vida se encuentra llena de sufrimientos y dificultades, pero su perseverancia en la fe y en la oración hicieron posible "el milagro" de la conversión de su hijo San Agustín, quien llegó a ser Obispo de Hipona, cuya
«transformación espiritual» costó muchas lágrimas y oraciones de su madre.
Era una mujer muy consciente de su papel social, de su papel como esposa y como madre. Lo era en modo decidido. Era una mujer capaz de dar vida, de hacer que las personas de su alrededor fueran más humanas. Lo hizo con su marido a quien finalmente conquistó, con su comportamiento, a la vida cristiana; lo hizo con sus 3 hijos. No sólo con Agustín, también con sus otros dos hijos.

Santa Mónica fue un auténtico modelo de madre entregada; que alimentó su fe con la oración y la enriqueció con sus virtudes.
Murió en Ostia el año 387 y su memoria litúrgica se celebra todos los 27 de
agosto.
"Queridas mamás: como Santa Mónica, no os desaniméis nunca; rezad incansablemente por vuestros hijos".
(S.S.Papa
Francisco)
Nancy A. Sparrow
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