Hoy conmemoramos que Cristo es el Rey del universo. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.
El nombre de la festividad es:
♱Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo♱.
Un poco de Historia
En 1925 el papa Pío XI declaró que la Fiesta de Cristo Rey se celebraría el último domingo de octubre, antes de la Fiesta de todos los Santos. Pero la primera celebración, en 1926, coincidió con Halloween o tradicional Noche de Brujas, por lo que quedó como tarea pendiente mover la fecha.
Sin embargo, no fue hasta 1969 cuando el papa Pablo VI modificó el nombre de la fiesta y el día de su celebración
y nombró a esta fiesta como « Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo », y la trasladó al último domingo del año litúrgico, que está cerca al tiempo de Adviento que anuncia la venida gloriosa del Señor.
En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos, en nuestros hogares, empresas y ambiente.
Recordemos...
Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a
Cristo.
Se trata de conocerlo con una experiencia personal y no sólo teológica, reconocer que Cristo es el Rey del universo y de cada uno de nosotros...
† La oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo, ellos van
abriendo nuestros corazones a su amor y por medio de los sacramentos recibimos
su gracia divina.
† Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla con la lectura y reflexión del Evangelio.
† Acerquémonos a la Eucaristía, con ella recibimos al mismo Cristo, el Hijo de Dios vivo, que está bajo las especies sacramentales.
La solemnidad de Jesucristo Rey pone fin al año litúrgico en el que hemos meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios...
Las personas necesitamos:
- Tiempos que marquen y ordenen nuestras vidas y sean como pequeñas metas.
- Tiempos para mirar atrás, evaluar lo que hemos vivido y comprometernos por lo que aún está por delante, con coherencia y fidelidad.
- Tiempos que nos recuerden la exigencia de vivir en serio, empeñando la vida sin mediocridades, apostándolo todo por algo que merezca la pena,
siendo sumisas a su poder divino.
Por eso el objetivo de esta fiesta es recordar la soberanía universal de Jesucristo,
reconocerlo y proclamarlo como supremo Señor, como el Rey Universal del cielo y de la tierra,
que gobierna a través del amor y la justicia...
Lo proclamamos nosotros a los cuatro vientos con humildad gozosa. Así como
lo proclamaron con valentía muchos mártires antiguos y modernos.
Y esta fe que
profesan nuestros labios, la debemos proclamar, sobre todo, con la fidelidad
diaria a nuestros deberes cristianos... Y si
siguiendo su ejemplo: siendo comprensivas, justas, pacientes, serviciales, solidarias, perdonando y pidiendo perdón, podemos ayudar a construir una familia mejor y un mundo más humano para todos, de tal manera que muchos, ante Jesús, puedan exclamar con fe, amor y esperanza:
¡Viva Cristo Rey!
Nancy A. Sparrow
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