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30 de agosto de 2020
🎕Santa Rosa de Lima🎕Invasión de los piratas🎕
En varias imágenes antiguas de Santa Rosa de Lima es común verla con un ancla en la mano, mientras que en la Catedral de Lima, en la parte superior central de la fachada, es la única imagen con todo el cuerpo ladeado mirando hacia el mar del Callao.
Esto se debe a un valiente acto que la Santa hizo contra los piratas.
Cuenta la Enciclopedia Católica que en el año 1615 el despiadado corsario holandés Joris Van Spilbergen llegó a América del Sur, atacando RÃo de Janeiro en Brasil, Santa MarÃa en Argentina y diversos puertos chilenos.
Por lo que el Virrey del Virreinato del Perú envió al sur de Lima unos 7 navÃos para combatir el avance de los piratas, pero fracasó.
La noticia llegó rápido a Lima, la Ciudad de los Reyes, y todo se volvió un caos.
La gente del puerto del Callao corrió a refugiarse en el pueblo limeño y el Arzobispo pidió que el SantÃsimo sea expuesto, a donde los fieles acudieron a rezar implorando misericordia ya que se corrió el rumor de que los piratas destruirÃan templos y profanarÃan la EucaristÃa.
El Virrey por su parte ordenó que se crearan grupos militares y unos 3 mil hombres se ubicaron en la playa del puerto para evitar la invasión. Incluso, los frailes de diversas órdenes se organizaron en compañÃas para resguardar los monasterios de las monjas.
Santa Rosa de Lima fue de inmediato a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y alentó con liderazgo a las mujeres a rezar juntas para que los piratas no desembarquen y no se realicen profanaciones.
Al llegar la noche, la santa estaba con toda la intención de defender a Cristo EucaristÃa, su amado “esposo”. Tanto es asà que le dijo a su mamá, MarÃa de Oliva, que “los iba a ‘rendir a todos’ con el rosario que tenÃa en sus manos”, cuenta la Enciclopedia Católica.
Era tanta su valentÃa que acortó sus vestidos y se sacó sus “chapines”, una especie de calzado que protegÃa del barro, esperando a los enemigos.
De acuerdo a Fray Leonardo Hansen, quien escribió la primera biografÃa de la primera santa del continente americano, Rosa de Santa MarÃa manifestó incluso su deseo de martirio con las siguientes aguerridas palabras:
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“Pues he de luchar y morir por el divino Sacramento. Asà más brevemente subiré sobre el altar y allà expondré mi cuerpo como un escudo, para que reciba los golpes y las heridas que tiraren los herejes al cuerpo de mi Señor Jesucristo, sin apartarme un punto, hasta que pasado por muchas partes el cuerpo con las picas y alabardas de los impÃos enemigos de la fe, caiga muerta en el altar”. “Yo rogaré a los herejes que no me quiten la vida de un golpe, sino que poco a poco me vayan desmembrando y me vayan haciendo menudos pedazos y dividiendo cada miembro en pequeñas partÃculas, con el fin de que todo el tiempo que en esto se ocuparen se detengan en ejecutar las injurias, que temo ¡ay de mÃ! Han de hacer después a mi dulce esposo”.
Se cuenta que de manera inexplicable los piratas elevaron anclas sin atacar el Callao, principal puerto del Virreinato del Perú, y Lima, una de las importantes sedes del reino español en América del Sur.
Algunos dicen porque el jefe de los corsarios enfermó o murió.
Muchos atribuyeron el que Lima se salvara de un ataque pirata a las oraciones de Santa Rosa de Lima y por ello es considerada protectora de la Ciudad.
Actualmente es patrona de la PolicÃa Nacional del Perú y sus integrantes le rinden honores cada 30 de agosto.
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