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14 de agosto de 2018

✟San Maximiliano Kolbe✟ Cronología (1)✟




SUS PADRES

María Dabrowska, madre de San Maximiliano, era una joven piadosa que pensó en ser religiosa "para gozar del paraíso junto a las almas puras".
Pero los problemas políticos de la época no lo hicieron posible.  Polonia, su patria, estaba ocupada por los rusos, quienes habían cerrado los conventos y dispersado a los religiosos. Apenas existía algún que otro convento clandestino. Entonces rezó:

"Señor, no quiero imponeros mi voluntad. Si vuestros designios fueran otros, dadme al menos un marido que no blasfeme, no tome alcohol, no vaya a la taberna a divertirse. Esto, Señor, te lo pido incondicionalmente".

María deseaba emprender una vida familiar cristiana.  Dios la escuchó.  El elegido de su corazón fue Julio Kolbe, católico fervoroso perteneciente a la Tercera Orden Franciscana, de la cual era dirigente y en la que ingresó ella también. Era dulce y sensible, casi tímido, y sin vicios.

Los jóvenes esposos de la ciudad de Pabiance tenían un su casa un taller y un altarcito con la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Czestochowa, veneradísima patrona de Polonia.

Allí nacieron sus 5 hijos. El primero fue Francisco; luego, el 8 de enero de 1894 nació Raimundo quien mas tarde tomaría el nombre religioso de Maximiliano, luego nacieron José, Valentín y Antonio.  Los dos últimos murieron prematuramente.  La casa de los Kolbe era pobre pero llena de amor.  Los padres, muy laboriosos y religiosos educaron con rectitud a los tres niños, llenos de vida y traviesos. San Francisco era el ideal en el que los jóvenes crecieron.




LA VIRGEN LO VISITA

"Maximiliano deseaba desbordar de alegría como San Francisco; y como Francisco deseaba conversar con los pájaros"

Alrededor del 1906, sucede un acontecimiento que marca la vida de Maximiliano, y que deja preocupada y desconcertada a la madre.

Ella misma lo relata, a los pocos meses del martirio del hijo...

- "Sabia yo de antemano, en base a un caso extraordinario que le sucedió en los años de la infancia, que Maximiliano moriría mártir.  Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera confesión. Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproche:   Niño mío, ¡quien sabe lo que será de ti!.  Después, yo no pensé mas, pero observe que el muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se podía reconocer mas.  Teníamos un pequeño altar escondido ente dos roperos, ante el cual el a menudo se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando.  En general, tenia una conducta superior a su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lágrimas. Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunte: ¿te pasa algo? ¡Has de contar todo a tu mamita!
Temblando de emoción y con los ojos anegados en lagrimas, me contó:

"Mama, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que seria de mi.  Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar.  Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja.  Me miro con cariño y me pregunto si quería esas dos coronas.
La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que seria mártir.  Conteste que las aceptaba... (las dos).   Entonces la Virgen me miro con dulzura y desapareció".

- El cambio extraordinario en la conducta del muchacho, para mi, atestiguaba la verdad de las cosas.  El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante señalaba la deseada muerte de mártir.  Este fascinante encuentro de Maximiliano con su "Madrecita" celestial es algo mas que un episodio pasajero. Es la raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para los vuelos mas audaces; es el manantial de su santidad y de apostolado.



VOCACIÓN FRANCISCANA

Alrededor de Pascua de 1907 se realizo en Pabianice una Misión predicada por los Franciscanos Conventuales, los que se ganaron la admiración de los jóvenes Kolbe.
Al final, uno de los frailes, el P. Pellegrino Haczela, anunció que se había abierto en Leopolis un seminario que recibiría a todos los jóvenes que deseasen consagrarse al Señor en la Orden franciscana.  Maximiliano sentía su vocación ya preparada por la Virgen y por la vida Franciscana de su hogar. Los dos hermanos en la sacristía hablaron con los Misioneros, pidiéndoles los recibieran en la Orden.  Sus padres dieron su consentimiento aunque sabían que seria un gran sacrificio para toda la familia.

Ingresaban en los Frailes Menores Conventuales el mes de octubre del ano 1907 en Luov, en la Polonia ocupada por Austria.  Raimundo tomó el nombre de Maximiliano María.  El padre Wilk asi describe a Maximiliano: "era diligente en el cumplimiento de sus deberes, dotado por las matemáticas, obediente a los profesores, servicial con los compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con recogimiento. Un episodio se me grabó por siempre. Entrando en una sala, vi a Maximiliano de rodillas ante una gran cruz, absorto en oración."

Pero entró la crisis en los dos hermanos.  Maximiliano llegó a convencerse y convencer a su hermano de abandonar el seminario.  ¿La noche oscura del alma?, ¿temor ante un reto que el se tomaba tan en serio que le pareciera por encima de su potencial?, ¿dudas de cómo cumplir con su opción de las dos coronas cuando se le apareció la virgen?.  Cuando estaban por hablar con el superior, de pronto les visita la madre llena de alegría al verlos.  Orgullosa les cuenta que el hermano menor también va a entrar en la orden.  ¡Además ella y su esposo también tienen vocación religiosa de manera será toda la familia Franciscana!. La madre les aseguró que ella siempre oraría por sus hijos.  Abrazos y lágrimas acentuaban sus palabras.

Aquella visita disipó todas las dudas en los corazones de los hermanos. Nueve años mas tarde, desde Roma, recuerda aquella visita en una carta a su madre y la considera "salvador, providencial y regalo de la Inmaculada".  Su madre tristemente le comunica la salida de su hermano Francisco de la orden.

El 4 de septiembre de 1910 vistió el sayal franciscano, ciño a su cintura el cordón de San Francisco, y comenzó su año de noviciado. ¡Que gran emoción, y tenía apenas dieciséis años!

En el otoño de 1912, el P. Provincial teniendo en cuenta las excelentes cualidades intelectuales de Fray Maximiliano, dispuso que, junto a otros, siguiera sus estudios de filosofía y teología en Roma.  Los años romanos serán fecundísimos y decisivos en la vida de Maximiliano. La Virgen lo espera para inspirarle la fundación de La Milicia de la Inmaculada.




 Nancy  A. Sparrow







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