Quédate, Señor, conmigo, porque todo mi ser te está consagrado y te pertenezco.
Quédate, Señor, conmigo, y haz de mi corazón una celda de amor, de la cual nunca te alejes.
Quédate, Señor, conmigo, si quieres que te sea fiel.
Quédate, Señor, conmigo, porque aunque mi alma es muy pobre, deseo que sea para Ti un lugar de consuelo, un huerto cerrado, un nido de amor.
Quédate, Señor, conmigo, y haz que tu amor se inflame tanto, que me consuman sus amorosas llamas.
Quédate, Señor, conmigo, pues a Ti sólo te busco, tu amor, tu intimidad, tu Corazón, tu Espíritu y tu gracia.
Te busco por ti mismo porque te amo; y no te pido más recompensa que amarte con solidez, amarte con todo mi corazón en la tierra para seguir amándote con perfección en La Eternidad.
Diego Carmon
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