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A pesar de todo, esta flor aún era capaz de soñar:
Cuando se sentía sola, imaginaba un jardín cubierto de abejas, y que todas venían a besarla. Y conseguía resistir hasta el próximo día, cuando, una vez más, abría sus pétalos.
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-¿No te sientes cansada?
–alguien debe haber preguntado.
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-No. Tengo que continuar luchando
–responde la flor.
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-¿Por qué?
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-Porque si no me abro, me marchito.
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