por ejemplo, ¡una nube!, corriendo libre
por el cielo infinito, ¡todo a mi disposición!
Me transformaría en mil cosas,
desde un túmulo de algodón azucarado,
hasta la caprichosa figura que inventara
los límites de mi imaginación,
y la celeridad de mi impaciencia.
También podría haber sido….¡espuma!
esa, la del fino champagne,
que al derramarse presurosa
esparce su exquisito néctar inspirador.
pero también podría haber sido …¡la del mar!,
la que en cada ola, se viste de encaje diferente…,
para que así, lujosamente ataviada
me acercara a besar las tan ansiadas playas,
cada vez distinta, cada vez renovada,
y cada nuevo beso, lo tendría que inventar.
Podría haber sido…. ¡un hermoso río!
que corriera a veces presuroso,
a veces en calma, hacia el encuentro anhelado con la inmensidad del mar.
Formaría cascadas majestuosas
haciendo gala de mi fuerza,
inventando arco iris fulgurantes,
humedeciendo con mi brisa todo mi derredor,
para que en el se lucieran flores y ramajes en todo su esplendor.
Yo hubiera podido ser…¡tantas cosas!
pero soy únicamente.... mujer,
y porque soy precisamente eso,
dentro de mi caben los ríos,
las nubes, las espumas…
y toda clase de cosas que se me antoje ser.
Por eso yo vivo agradecida
a la mutabilidad de mi espíritu,
que me permite sentir la esencia
de la vida, en toda su grandeza…,
así como en la humilde molécula
en que palpitando está.
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