Por eso, la vida misma refleja esta verdad:
Y los tiempos de crisis en nuestro país nos muestran precisamente eso. Un programa de periodismo decía que debido a los costos, las compras en las jugueterías han abandonado las filas de Barbies, juguetes importados, juegos de computación…y se han vuelto a toda máquina a la compra de…bolitas, ludos, crucigramas, barriletes, muñecas nacionales, figuritas…
Y yo digo ¡hurra! por este regreso a la vida simple, a la vida de la familia, a los tiempos de comunión en donde se juega al tatetí, a las damas, donde hemos vuelto a lo verdaderamente esencial de la vida (y antes que me reten, no digo ningún ¡hurra! por la corrupción, ni la violencia, ni tremenda crisis que vivimos). Aclarado esto, quisiera decir que la crisis nos lleva a confrontar lo verdadero, lo decente, lo noble…virtudes que pasaron de moda como un vestido viejo y anticuado. De nosotros, como creyentes, depende la sobrevivencia de los valores…¿por qué entonces sorprendernos de todo lo que nos rodea? Seamos lo que nos toca ser, honestos, trabajadores, gente de familia, gente de compromiso. Para eso estamos…
En los tiempos de la segregación racial en los Estados Unidos, una mujer de raza negra surgió y llegó a la fama por su bellísima voz. Marian Anderson llegó a cantar ante los ricos y famosos de su momento, a pesar del racismo. Logró grandes cosas en su vida profesional. Sin embargo, cuando le preguntaron cuál había sido el momento mas feliz de su vida, ella sencillamente contestó:
¡Lo que es crema termina flotando! Lo que es verdadero prevalece, lo que es noble es lo que vale, lo que es genuino vale la pena.
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