El hombre se le quedó mirando. Claramente pensó que ella se estaba refiriendo al dinero.
Ella sabiendo lo que él estaba pensando, dijo:
-No me estoy refiriendo al dinero. Yo necesito algo más. Yo necesito un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida.
El cruzó los brazos, se recargó sobre la silla y mirándola le pidió que le explicara.
Ella dijo:
-Yo busco a alguien que luche por la perfección mental, porque necesito con quién conversar, no necesito a alguien mentalmente simple. Yo estoy buscando a alguien que luche por la perfección espiritual, porque necesito con quien compartir mi fe en Dios. Yo necesito un hombre que luche por la perfección financiera porque, aunque no necesito ayuda financiera, necesito a alguien con quien coordinar el dinero que entre en nuestras vidas.
Yo necesito un hombre que luche por su individualidad, que tenga la libertad para salir a volar y regresar responsablemente a su nido, porque enriqueciéndose a sí mismo, tendrá algo maravilloso que regalarme cada día. Yo necesito un hombre lo suficientemente sensible para que comprenda por lo que yo paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimos y no dejarme caer. Yo estoy buscando a alguien que yo pueda respetar.
Partiendo del respeto que él mismo se gane con el trato, el amor y la admiración que me dé. Dios hizo a la mujer para ser la compañera del hombre. No para ser menos o más, si no para que juntos forjen una vida en donde la convivencia los lleve a la felicidad. Si existe un hombre así pues eso es lo que yo busco.
El le dijo:
Ella le contestó:
No hay comentarios:
Publicar un comentario