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4 de abril de 2012

Tarjetitas Pascua de Resurrección2

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Oración Miércoles Santo

Señor Jesús, déjanos hoy confesar ante ti y concédenos, para hacerlo, un corazón verdaderamente arrepentido y palabras humildes y sinceras. Somos nosotros, Señor, los que te hemos vendido, y no sólo una vez. Cada día especulamos con tu persona y vivimos de esta mísera ganancia; nosotros, los amados por ti.
¿Nos puedes todavía soportar como íntimos en tu casa, para comer el pan de tus lágrimas y beber la sangre de tu dolor? Vendido por nosotros por una miseria, tú nos has comprado, Señor, al precio infinito de tu sangre. Haz, te suplicamos, que, a través de la herida de tu corazón, podamos penetrar y establecernos siempre en la comunión de tu amor.

Amén.

Isita

Un partido de futbol

Hace pocos días me escribió una maestra de escuela que enseña religión a sus alumnos. Uno de sus niños le lanzó una pregunta: ¿por qué Dios, que tiene todo el Poder, no frena a los malos, termina con las injusticias y nos hace a todos buenos y santos? La humilde maestra me pedía que en conceptos simples y breves explique a sus niños este tema tan central, relacionado con el libre albedrío que Dios nos dio. Pensé que la mejor manera de hablarles a los pequeños era con un ejemplo cercano a ellos, y en mi cabeza surgió de inmediato el fútbol como modo de acercarme al mundo de los niños actuales, y no sólo de los niños. Y aquí va mi recomendación para ésta linda maestra, deseosa de llevar a éstas almitas a Dios.

Podemos comparar a éste mundo con un partido de fútbol en el que hay dos equipos en la cancha: el equipo que defiende el bien, el equipo de Dios, que se enfrenta al equipo del pecado, el de Satanás. Jesús es el Juez del partido, el árbitro, que vela para que se respeten las reglas. El corre a nuestro lado, transpira como nosotros, nos mira desde todos los ángulos, sigue cada jugada para asegurarse de que todo ocurra en Justo modo. El Espíritu Santo, por otra parte, es el Director Técnico de nuestro equipo, el que lo dirige y organiza desde el banco de suplentes, adaptando la formación y la estrategia del equipo de acuerdo al desarrollo del partido, y de las tácticas introducidas por el adversario. Dios Padre, finalmente, es el Presidente de nuestro equipo, es quien provee de todo lo necesario para poder estar en la cancha jugando el partido.

Dios quiere que ganemos éste partido contra el mal, pero Su Deseo es que lo hagamos jugando con el reglamento del fútbol, respetando las reglas establecidas y demostrando nuestra capacidad individual y colectiva frente al oponente, el equipo del pecado. Claro que Dios podría dar por terminado el partido de inmediato y declararnos vencedores, ¿pero que mérito tendríamos en ese caso? También podría Jesús, como Juez, ignorar las faltas que cometemos y atribuirnos goles que no convertimos ¿qué clase de Juez sería El en ese caso? El mérito de un equipo de fútbol consiste en derrotar a su oponente bajo las reglas establecidas, y jugando el partido. De éste modo, se declara un justo vencedor y la celebración tiene un sentido.

Ahora bien, ¿qué responsabilidad les cabe a los jugadores que están en la cancha, que tienen el mejor Club, el mejor Director Técnico, y por supuesto la garantía del más Justo Arbitro que se pueda tener? Les cabe toda la responsabilidad, están obligados a ganar, porque en la tribuna están todos los ángeles, los santos y las almas del purgatorio vivando y aclamando al equipo, deseando que derrotemos al oponente. El equipo del pecado, mientras tanto, tiene a una multitud de demonios en las gradas gritando e insultando a diestra y siniestra, presionando para que el pecado se imponga a nuestro equipo. Equipo vestido de negro, enfrentado a la blanca e inmaculada vestimenta de nuestros jugadores.

Dios quiere que juguemos este partido, donde todos integramos Su Equipo. Que lo hagamos con compromiso y que le demostremos con goles de amor nuestra pertenencia a Su Escuadra. Que venzamos al equipo del pecado, porque en caso contrario nos iremos al descenso, nos perderemos la copa de la victoria. El premio por ganar éste partido es poder ir al Cielo, ni más ni menos. Dios quiere que nos ganemos éste derecho, haciendo valer en la cancha las habilidades y talentos que El mismo nos dio, demostrando que somos capaces de ganarnos nuestro puesto en el equipo, de jugar el partido en sus noventa minutos con todas las ganas de que seamos capaces.

Lo más curioso es que todos los jugadores somos hermanos, y hermanos del Arbitro también. Su Madre lo aclama desde la tribuna, porque sabe que El fue jugador en Su momento. Y fue el mejor jugador de todos los tiempos, porque con Sus goles le aseguró a nuestro equipo el torneo de la Salvación. Ahora El es Juez, pero ninguno de nosotros puede olvidar Sus méritos como jugador, que son infinitos, y le valen el Nombre de Jesús, El que Salva.

D/A

3 de abril de 2012

¿Señor, cuál es mi sitio?

A veces no encuentro el lugar exacto… veo que todos los sitios están ya ocupados y ¿el mío?… las mesas están completas… los teatros llenos… y mi sitio, ¿cuál es mi sitio?

Me quedo en meditación y escucho claramente:
-Tu sitio está en todo aquel que conozca la soledad y puedas hacerle llegar un poco de bondad… está en aquel que sufre, está en todo el lugar donde exista el temor, en donde puedas una sonrisa esbozar…
-Tu sitio está en donde puedes un rostro transformar con la ternura de una broma o un mimo; tu lugar esta ahí…, en donde tú sabes… en ese corazón que te ama de verdad… dale ratos agradables, es lo más que puedes dar… ratos alegres, de amor… esto es lo que puedes aportar al mundo, en tu vivir…
-Tu lugar está en el hogar en donde no se aman… y puedes hablar de amor… en el hogar donde todo es materia y han saturado todo con cosas temporales… ve y diles que todo es vanidad…
-Tu lugar está en hacer seres felices… en darte un poco a todos y así tu vida llenar… en vertirte en el que sufre… en el pobre…, en el anciano…, en el enfermo…, en el que pierde un ser querido… ahí esta tu sitio.
Te sientes insegur@ sin encontrar tu sitio… eres un ser como todos… que debes consolar en tu dolor al que sufre… y da alegría sin igual, vete a ocupar tu sitio… con aquel solitario…, con aquella niña enferma, con el que sufre a solas, con el que finge alegría… anda, ahí esta tu sitio.
Nunca más preguntes cuál es tu sitio… pues cada día hay frente a ti muchas almas a quien amar y eres tú quien las debe consolar… anda pues a ocupar, tu sitio…

Tarjetitas Pascua de Resurrección

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1 de abril de 2012

Anímate y ten valor

El desánimo nos acobarda. Esta es una realidad que está muy presente pero de la que no nos damos cuenta con facilidad.

Puede ser que tengas problemas duros y variados y te parezca que nada tiene ya solución. Puede ser incluso que estés abatido por la desesperanza y te falten fuerzas para seguir luchando. Todo esto es humano y es normal que esté presente en tu humanidad dolida. Pero todo no se debe quedar así...

Hay personas que ante los problemas y dificultades de la vida lo que desean es morirse. Son personas cobardes y sin ánimos que llevadas de la desesperación claudican del deber de ser feliz.

Cada vez que te encuentres en estas situaciones, lee el texto bíblico de hoy y quédate sobre todo con el gran mensaje del Dios que te ama y te da fuerzas para superar las más terribles dificultades que la vida nos ofrece.

El ánimo que da el amor de Dios no desaparece nunca. La valentía que da el sentirse amado por Dios nunca acaba...

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Aquel que parecía un hijo de hombre me volvió a tocar, me dio nuevas fuerzas y me dijo: "No tengas miedo ni te preocupes, Dios te ama; ¡anímate y ten valor!". (Dan 10, 18-19)

Tarjetitas Semana Santa-3

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Da gracias... a Dios

Da gracias, por la vida misma
Aunque la tuya no sea la más perfecta,
Dios te la dio y el tenerla es ya un milagro
Aprende a valorarla para hacerla llevadera.
No hagas de ella algo vano y vacío.

Da gracias por el aire que respiras
Es tan natural y vital y ni cuenta te das
de que sin él con seguridad no vivirías.
Por cada respiro que des recuerda y ten presente
Que Dios lo creó pensando en ti.

Da gracias por la luz del sol
Es la que te permite veamos el día en esplendor.
La que da vida a la hermosura de la creación
Y da calor a los seres vivos de la tierra.

Da gracias por la noche,
Dios la hizo para darnos descanso.
Para que la tierra repose del afán del día,
Y es cuando realmente puedes relajarte y meditar.
Para poder reponer fuerzas para seguir adelante.

Da gracias por el agua que cae del cielo,
Dios la envía para hacer de nuestro suelo
uno fértil y productivo
Y es la misma agua que al estar sedientos
Calma nuestra sed.

Da gracias por las pruebas que llegan a ti
No te lamentes cuando estas llegan,
Mas bien tómalas de un modo positivo
Las pruebas purifican tu espíritu
Y te hacen más fuerte para enfrentarte a la vida.

Da gracias por todo lo que eres,
No te quejes de que no siempre es como quieres
Dios permite todo lo que llega a tu vida,
Pero lo permite porque tiene su razón de ser.
Nada pasa solo porque sí
Al final de todo, entenderás la razón.

Da gracias a Dios por todo,
Por las cosas grandes y aún por pequeñeces
El muy agradecido nos recompensará.
Da siempre gracias...
Sentirás alivio y paz si las das de corazón.

31 de marzo de 2012

Significado del Domingo de Ramos

domingoderamos

¿QUÉ RECORDAMOS ?
Recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la capital de Israel.

Sucedió unos días antes de su muerte. Fue una entrada grandiosa, y al mismo tiempo, humilde. La ciudad estaba llena de peregrinos venidos del interior, y de otras naciones, para celebrar la Pascua Judía.

Una gran multitud rodeó a Jesús, y con ramos de olivos y ramas de palmeras, lo acompañó en su entrada en la ciudad, entre cantos y aclamaciones. Muchos lo reconocían con fe y esperanza.
Jesús aceptó el homenaje de fe de su pueblo, sabiendo que se acercaba "su hora", en la que daría su vida para ejemplo de todos, en la soledad y pobreza de la Cruz.


¿CÓMO SE CELEBRA ESTE DÍA ?

La Misa de este día tiene dos aspectos importantes:

La Procesión de las Palmas
Esta procesión es la entrada a la Semana Santa. Se bendicen los ramos de olivo y las palmas, y luego se realiza la procesión por los alrededores de la iglesia donde se va a celebrar la Santa Misa. La procesión va encabezada por la Cruz. Durante la celebración se canta a Jesús como el Enviado de Dios y Salvador del Mundo.

La Lectura Solemne de la historia de La Pasión

También durante la Misa, se lee La Pasión de Jesús. Este relato del Evangelio nos hace ver cómo se cumplieron en Jesús las profecías del Antiguo Testamento. Antes se canta el Salmo 21, que es un maravilloso poema bíblico. Contiene las palabras con las que rezó Jesús antes de morir.



GESTOS Y SÍMBOLOS
El levantar los ramos de olivos es un gesto que no necesita explicarse demasiado. Es una forma visible de aclamar a Jesús con alegría y entusiasmo. Lo reconocemos como nuestro Salvador.



PARA REFLEXIONAR

Seguramente nunca pensamos en esto:

La Semana Santa comienza y termina con alegría. Esto es porque sabemos que, pasando por el dolor de la cruz, Jesús triunfó sobre el mal y la muerte. Así mostró al mundo con su ejemplo el camino a la Vida y a la felicidad que nunca termina.

Todo lo que los hombres desean (que haya justicia, unidad, que nos volvamos a encontrar después de la muerte, que veamos a Dios), tiene su respuesta en Jesús, que murió y resucitó por nosotros. Seguir su vida es el camino para lograr todas estas cosas.

La procesión de ramos no es simplemente para recordar cosas que sucedieron. Es una forma de unirnos todos los que creemos en Jesús, para comprometernos juntos a seguir su ejemplo.

Aunque este camino nos lleve posiblemente a compartir su Cruz (que todos tenemos), sabemos que caminamos hacia el triunfo de la resurrección (que todos tendremos).

Reflexionando en Domingo de Ramos

Este domingo observamos “la entrada triunfal” de Jesús a Jerusalén pocos días antes de su crucifixión. La muchedumbre cortaba ramas de los árboles y las tendía (y sus mantos también) por el camino. Por eso, en varias de nuestras iglesias este domingo celebraremos con ramas cortadas, con canciones de “Hosanna” y los niños se incorporarán en las festividades. Es un día de gozo y alegría, como fue el caso hace 2000 años en Jerusalén.

He estado pensando mucho en el Domingo de Ramos y leyendo la historia de nuevo. Hay algo que siempre me fascina y me molesta de este texto. ¿Cómo puede la gente cambiar tan rápido, de adorar a Jesús en un momento y pocas horas después gritar, “¡Crucifícalo!”?

Yo creo que la respuesta tiene que ver con expectativas. La gente estaba buscando un Rey y un Salvador. Jesús era (y es) las dos cosas. Pero no llega a su reino como quisiéramos. En lugar de buscar influencia, él buscaba el anonimato muchas veces. En lugar de aprovechar los aplausos, él inmediatamente entró el templo y volcó las mesas, enfadando a todos. En lugar de hablar de victoria y vencimiento, él hablaba de la muerte—su muerte.

Y no debemos pensar que solamente se trata de las personas en aquel tiempo. Esta historia nos toca a nosotros también. ¿Qué espero de Jesús? ¿Cuáles son mis expectativas? Si somos honestos, muchas veces nuestras expectativas no se logran, no se cumplen, ¿verdad?

¿Por qué murió mi abuela de cáncer, siendo una mujer de oración y fe profunda? ¿Por qué se divorciaron mis padres cuando tenía 11 años? ¡¿Dónde estabas, Jesús?! ¿No te importaba? Mis expectativas eran otras…

Este domingo reflexiona sobre tus expectativas y sobre este Rey y Salvador. ¿Estás dispuesto a recibir de Jesús lo que él quiere dar? ¿Estás listo para sufrir y estar incómodo? ¿Estás dispuesto para que Jesús derribe todas tus expectativas durante esta Semana Santa?

 

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