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12 de abril de 2012

Todo depende de la actitud

Hace poco me contaron una historia fascinante y conmovedora.
Se trata de un joven que cuando era niño, había perdido su brazo izquierdo. Pero un día, al llegar a la adolescencia, decidió que quería practicar judo, sus familiares trataron de persuadirlo, diciéndole que no podía practicar artes marciales, siendo manco. Pero al muchacho, no le importó la imposibilidad. En lugar de enfocarse en lo que no podía hacer, puso todos sus sentidos y su energía en aquello que sí podía hacer: practicar judo con un solo brazo.

Al poco tiempo, había logrado sorprender a su mismo entrenador, pidiéndole participar en un torneo regional. Para sorpresa de todo el mundo, este muchacho, logró ganar el campeonato y ser el mejor en su categoría.

Un periodista le preguntó cuál era el secreto por el cual había ganado, a pesar que contaba con un brazo de menos que el resto. El joven respondió:

-Dado que tengo la imposibilidad de un brazo, tuve que concentrarme en trabajar muy duro en la gran mayoría de los ejercicios. A diferencia de otros, se que no puedo permitirme errores. Así que, como soy consciente que cuento con menos recursos que la mayoría, tengo que lograr la perfección en lo que hago. Pero el gran secreto -dijo en tono cómplice- es que la única manera que tiene el contrincante para vencerme, es tomándome del brazo izquierdo.

Increíblemente, este muchacho había logrado hacerse fuerte, justamente, en su misma debilidad. En lugar de sentarse a llorar y reclamarle a la vida el porqué ya no tenía su brazo izquierdo, trató de esforzarse al máximo, sacándole utilidad a lo que se suponía era su defecto.

Es que todos, sin excepción, tenemos una debilidad con la que hemos de tener que luchar por lo que nos reste de vida. El gran secreto es la manera en que reaccionamos a ella. Abraham no se detuvo a cuestionar su desierto espiritual, a pesar que el cielo estaba de bronce. El sabía que debía avanzar, aunque no sintiera absolutamente nada de parte de Dios.

La actitud que tomemos en esos momentos críticos es lo que hace que crucemos el desierto en tres semanas, o cuarenta años.

nbas

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