Una situación muy común al encontrarme con alguien es que me pregunten:
-“¿cómo estás?”
Mi respuesta instantánea siempre es “muy bien”.
Y como podría ser distinta si tengo salud, tengo trabajo, tengo personas increíbles que me rodean… y aunque así no lo fuera tengo mi vista, mis piernas, todos mis sentidos, mi mente andando y mil cosas más que podría decir.
Lo que no entiendo mucho es cuando las personas responden “más o menos” o “mal”, solo por un problema o situación personal, que en la mayoría de los casos no amerita. No se dan cuenta de todo lo que tienen por agredecer y se declaran infortunados.
Hay una cosa que tengo clara: si dices que estás mal, así es como acabarás… mejor agredecer y agarrar la energía de tu optimismo y utilizarla para enfrentar las situaciones que no sean tan agradables.
nbas
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