Al despertarse, el joven sintió el mal olor y exclamó:
Se asomó al pasillo y dijo:
Saliendo del dormitorio dijo:
¿Cuánto tiempo crees que tardó en darse cuenta de que el problema estaba debajo de su nariz?
Es fácil, y hasta nos resulta natural, encontrar defectos en el mundo que nos rodea, y seguir ciegos a la manera en que contribuimos al problema. ¿Seremos nosotros el problema?
Cuando plantamos lechuga y no crece bien, no le echamos la culpa a la lechuga, sino que buscamos las razones por las cuales no está creciendo bien. Tal vez necesite fertilizante, o más agua, o menos sol.
En el huerto de nuestras relaciones interpersonales, nuestro trabajo como jardineros es buscar el clima más propicio y nutrir el suelo. Debemos quitar la maleza del negativismo y la autojustificación para proteger las tiernas plantas del calor de los celos y de los fuertes vientos de la ira.
1 Corintios 3:8
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.
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